Razones para no vacunarse contra la gripe A
Juan Gérvas, profesor de atención primaria, Salud Internacional y Salud Pública (Facultad de Medicina, Universidad Autónoma, Madrid
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• La gripe A de 2009-10 mata sobre todo a pobres y en países sin sistema sanitario público, como en Méjico y EEUU.
• La gripe A es sólo una de las muchas enfermedades “tipo gripal”. El virus de la gripe provoca muy pocas “gripes”. Aunque fuera eficaz la vacuna sólo evitaría los casos de gripe propiamente dicho.
• Las vacunas contra la gripe sirven para poco en la práctica. La efectividad de las vacunas antigripales es bajísima, del orden del 33%. Es decir, no valen para nada en 7 de cada 10 vacunados (que corren los riesgos de la vacunación sin esperar ningún beneficio). Las vacunas antigripales son especialmente inútiles en los niños, y más en los menores de dos años, en que no valen para nada. Además, no hay ensayos clínicos que duren años respecto a las vacunas antigripales, así que no sabemos nada sobre sus perjuicios y beneficios a largo plazo. De la vacuna contra la gripe A no sabemos nada sobre su efectividad, pero como mucho será del 33%. El ejemplo de los países del hemisferio sur demuestra que no vale la pena la vacunación. De hecho, la vacunación podría ser causa de que las cosas se complicasen, pero no hay ensayos clínicos previstos para estudiar la efectividad de la vacuna, ni a corto ni a largo plazo.
• La gripe A no provoca más complicaciones en las embarazadas que la gripe estacional. El embarazo, sobre todo al final del mismo, se acompaña de más complicaciones por la gripe A, como todos los años sucede con la gripe estacional. Por ello, la embarazada debe tener el mismo comportamiento de tranquilidad y sentido común ante la gripe A que ante la gripe de otros años. La vacuna más específica contra la gripe A en las embarazadas, Panenza, contiene timerosal como conservante en la presentación multidosis y el timerosal se desaconseja en el embarazo. Además, la ficha técnica (la información oficial) de Panenza, dice literalmente: “4.6. Embarazo y lactancia. Actualmente no hay datos disponibles relativos al uso de Panenza durante el embarazo. Los datos obtenidos en mujeres embarazadas que han sido vacunadas con diferentes vacunas estacionales inactivadas no adjuradas no sugieren malformaciones o toxicidad fetal o neonatal”. Es decir, no sabemos nada, salvo vagas deducciones.
• La gripe A es una enfermedad leve que tiene baja mortalidad. La gripe A ha pasado ya por el hemisferio sur dejando muchísimos menos muertos que la gripe de otros años. Por ejemplo, en Nueva Zelanda ha causado 19 muertos la gripe A, contra los 400 muertos que provoca todos los años la gripe estacional. En el hemisferio sur se pasó la gripe A sin ninguna vacuna contra la misma. En todo el mundo la gripe A ha causado unas 6.800 muertes en diez meses de evolución, contra un total de 250.000 fallecimientos que causa la gripe estacional en todo el invierno. En proporción hay muchos muertos jóvenes (y entre ellos las embarazadas) por gripe A, pero en números totales mueren menos jóvenes y menos embarazadas por gripe A que por gripe estacional. La letalidad es de menos de un caso por 100.000, lo que hace prever en España unos 500 fallecimientos (contra unos 1.500 por la gripe estacional).
• La gripe A es una enfermedad leve que tiene pocas complicaciones. Por ejemplo, este año la gripe A ha pasado ya por Australia dejando menos bajas laborales que la gripe estacional de otros años. En Australia y Nueva Zelanda la gripe A provocó 722 ingresos en las UCI (Unidades de Cuidados Intensivos, en los hospitales), contra hasta 40.000 casos calculados previamente. Así pues, en estos países las neumonías asociadas a la gripe causaron sólo 8 pacientes ingresados diarios en las UCI, de los cuales 5 al día necesitaron respiración mecánica asistida. Todo ello sin vacuna alguna contra la gripe A. Durante la epidemia, en España se pueden calcular unos 15 ingresos diarios en las UCI por la gripe A y las neumonías, y un total de 1.300 ingresos. Son cifras muy por debajo de lo previsto.
• Las compañías farmacéuticas no son responsables de los daños que causen la vacuna contra la gripe A. La situación es de tal incertidumbre que los políticos han decido eximir a las compañías farmacéuticas de toda responsabilidad por los daños que causen la vacuna contra la gripe A, tanto en EEUU como en la Unión Europea. Es insólito que la industria farmacéutica haya logrado este paraguas que la protege de reclamaciones y responsabilidades. Con ello se facilita su “toma de riesgos” (menor precaución, más irresponsabilidad) y se trasladan los posibles daños a los hombros de la sociedad, no de los accionistas como sucede habitualmente (en el negocio de la vacuna contra la gripe A sólo hay ganancias).
• La financiación pública de la vacuna contra el gripe A desvía fondos que no se emplean para otros problemas sanitarios. Cuando se utiliza dinero público la cuestión no se ciñe sólo a la efectividad de la vacuna contra la gripe A, sino también a su coste-oportunidad, a lo que se deja de hacer cuando se vacuna. Así, por ejemplo, el problema del suicidio en los adolescentes y jóvenes (mata más que la gripe A), la salud bucodental de los adultos y ancianos (desdentados por falta de cobertura) y la muerte digna en casa (hoy casi un imposible morir en casa atendido por el propio médico de cabecera).
1. La gripe A es muy contagiosa y muy leve. Más leve que la gripe de todos los años (gripe estacional).
2. Ante la gripe A conviene un comportamiento prudente y tranquilo, similar al que tenemos con la gripe estacional. Se debe consultar al médico sólo en caso de enfermedad importante (tos con sangre, gran deterioro respiratorio).
3. Los antivirales como Tamiflú y Relenza no previenen la gripe A, y tienen efectos secundarios importantes. Tampoco sirven para el tratamiento en pacientes sanos por lo demás. Se deben reservar para tratar casos graves.
4. La vacuna contra la gripe A es experimental, y por ahora no se sabe nada ni de su seguridad ni de su eficacia.
5. Las pandemias previas no produjeron gran mortalidad en cuanto se dispuso de antibióticos para tratar las neumonías que complican la gripe. Las pandemias previas no tuvieron una segunda “ola” de mayor agresividad.
6. Frente a la gripe A, el embarazo no debería conllevar ningún cambio ni modificación de la vida de la mujer. Como sabemos hay un cierto grado mayor de complicaciones, similar a lo que se ve en la gripe estacional.
7. Además de la gripe A, los servicios sanitarios tienen que atender a miles enfermos agudos y crónicos habituales por lo que conviene no saturar la actividad de médicos y enfermeras con pacientes leves de gripe A.
La gripe es una enfermedad viral que se suele padecer durante el invierno, en forma de epidemia (epidemia estacional) que afecta a gran parte de la población. Como bien dice el refrán, “la gripe dura siete días con tratamiento, y una semana sin él”.
En el invierno austral (que coincide con el verano en España), en la Argentina han muerto unas 350 personas, en Chile 128 y en Nueva Zelanda 16 personas. Con el invierno austral casi finalizado, en el mundo entero ha habido hasta ahora 2.501 muertos. Para ponerlo en situación, se calcula que en España mueren durante un invierno “normal” por gripe estacional entre 1.500 y 3.000 personas.
Por cierto, al año mueren unas 36.000 personas por gripe estacional en EEUU. La alta mortalidad en EEUU tiene que ver probablemente con su falta de cobertura sanitaria a los que más lo necesitan (pobres y enfermos). En Australia, con el invierno terminando, han muerto unas 132 personas por gripe A, de las que son aproximadamente 119 menores de 65 años. En Australia cada año mueren por gripe estacional unas 310 personas menores de 65 años.
Al estudiar las pandemias de los últimos siglos (desde 1510 hasta la actualidad) se demuestra que nunca se ha contagiado simultáneamente toda la población (el 100% al tiempo) y que, si ha habido segunda “ola” de pandemia, la gripe ha tenido un carácter leve también en la segunda vuelta. La proyección de varias oleadas de progresiva gravedad es sólo fantasía, no una inferencia a partir de la realidad.
La fantasía está logrando introducir el pánico en la población por:
1º El empleo de grandes números (“cientos, millones de afectados”)
2º El empleo de impactantes relatos, la descripción casi en vivo y en directo de cada muerte.
Estos dos elementos llevan al lector/oyente/televidente a imaginarse a sí mismo y a sus seres queridos afectados y gravemente enfermos, o muertos. Es un ejercicio clásico de “invención de enfermedades” (disease mongering) de transformación irreal de una gripe A contagiosa y no grave en una gripe A virulenta y letal.
Cuando en 2005 la Organización Mundial de la Salud (OMS) pronosticó que podrían morir de gripe aviar hasta 150 millones de personas, se desató el pánico en el mundo. Después hubo sólo 262 muertes. Hubo, pues, un gravísimo error de pronóstico.
El cierre de escuelas, colegios, universidades y otros lugares es en general absurdo, una muestra de falta de sentido común y de auto-control de las autoridades.
Respecto al embarazo, no hay nada que decir, pues es saludable en cualquier caso, y nada lo impide ni lo agrava durante la epidemia de gripe A. Como sabemos, sobre todo en el tercer trimestre, la capacidad pulmonar de la embarazada es menor, y por ello hay más posibilidades de complicaciones con todas las infecciones pulmonares. Pero las diferencias entre estar embarazada y no estarlo son marginales, por ejemplo, de riesgo de ingreso por gripe A de tres por millón de mujeres en el caso del embarazo y de uno por millón en otro caso.
No hay tratamiento preventivo alguno: los medicamentos contra la gripe no previenen la enfermedad (ni el oseltamivir-Tamiflú ni el zanamivir-Relenza). Una vez que se tiene la enfermedad estos mismos medicamentos son también casi inútiles (acortan medio día la evolución de la enfermedad).
Tampoco hay estudios que avalen su efectividad en la propia gripe A. Además, tienen efectos adversos. Por ejemplo, durante la epidemia de gripe A, en niños tratados en Londres con oseltamivir-Tamiflú, tuvieron efectos adversos la mitad, generalmente vómitos, y en el 18% fueron alteraciones neuropsiquiátricas.
Quizá en algunos casos valga la pena su uso como tratamiento, por ejemplo en enfermos graves y en pacientes con enfermedades crónicas importantes, pero no son útiles ni en niños ni en adultos sanos.
La vacuna contra la gripe es de poca utilidad en niños y adolescentes, con una efectividad del 33%, y absolutamente inútil en los menores de dos años. Hay dudas sobre su eficacia en adultos y ancianos. Sobre la vacuna contra la gripe A no sabemos nada, pero en 1976 se produjo en EEUU una vacuna parecida, también con todas las prisas del mundo por el peligro de pandemia porcina, y el resultado fue una epidemia de efectos adversos graves (síndrome de Guillain-Barré, enfermedad neurológica) que obligó a parar la vacunación.
Las prisas no son buenas para nada, y menos para parar una gripe como la A, que tiene tan baja mortalidad. Conviene no repetir el error de 1976. En todo caso, es exigible la firma de un “consentimiento informado” que deje claro los beneficios y riesgos, y el procedimiento a seguir ante los daños por efectos adversos. Dadas las prisas de producción de la vacuna, y para evitar las consecuencias legales de los problemas de seguridad, responderán ante las reclamaciones, ante los daños, los Estados, no la industria farmacéutica.
Las pruebas diagnósticas rápidas de la gripe A tienen poca sensibilidad (del 10 al 60%). Es decir, no vale la pena hacer la determinación para saber si uno tiene gripe A en realidad. Da igual, pues los consejos son los mismos, y la prueba no añade la seguridad de no tener la gripe A.
Tanto el virus de la gripe A como el de la gripe estacional pueden mutar dejando por completo inútiles las vacunas.