Asamblea Legislativa de Bolivia autoriza nueva salida de tropas a Haití

haiticascosazulesSomos Sur, 22 de noviembre de 2014

….Y TODOS LEVANTARON LA MANO

Mientras el pueblo haitiano y organizaciones de derechos humanos denuncian el rol de MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití), la Asamblea Plurinacional aprobó una nueva salida de 205 nuevos "cascos azules" bolivianos.

Escuche nuestro comentario al respecto: {play}/audio/16112014_tropasmilitares_bolivia_haiti.mp3{/play}


 12 de noviembre de 2014
(Prensa Diputados)

La Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) autorizó el día 12 de noviembre la salida de la tropa militar denominada “Bolivia XV”, compuesta por 205 personas, a la República de Haití y por un tiempo de seis meses, con el propósito de colaborar con la estabilización democrática de ese país en el marco de la misión de paz de las Naciones Unidas.
 
Bolivia participa de las Operaciones de Paz – Cascos Azules con miembros del Ejército  Boliviano con el fin de contribuir en procesos de estabilización democrática en países con inseguridad política, social y económica.

Esta acción fue comprometida en el acuerdo suscrito por el Gobierno Boliviano con las Naciones Unidas en 22 de mayo de 1997, ratificado por la Ley 1971 del 28 de abril de 1999, además del Memorándum de Entendimiento para operaciones de mantenimiento de la paz en Haití suscrito el 3 de mayo de 2007.

evocascosazulesLa resolución aprobada por la ALP, señala:

“ARTÍCULO PRIMERO. Autorizar la salida del territorio del Estado de la tropa militar denominada COMPAÑÍA DE INFANTERÍA MECANIZADA BOLIVIA XV (CIMB-XV) a la República de Haití, con un efectivo de 205 personas, por un tiempo de seis meses, el primero a partir del 19 y el segundo a partir del 26 de noviembre de 2014.

ARTÍCULO SEGUNDO. En caso de que el tiempo de permanencia de la tropa COMPAÑÍA DE INFANTERÍA MECANIZADA BOLIVIA XV (CIMB-XV) exceda los seis meses autorizados, el Comando General del Ejército por intermedio del Órgano Ejecutivo, tramitará ante la Asamblea Legislativa Plurinacional la respectiva autorización de ampliación de misión, anexando un informe, justificando los motivos que determinan esta extensión de permanencia y las condiciones en las cuales la compañía permanecerá en la República de Haití”.

 


 Vea este video (2013) de 9 minutos (“Cascos Azules de Bolivia en Haiti”), elaborado por la Compañía de Infantería Mecanizada “Bolivia XIII” , donde se habla de que “Somos embajadores de LA PAZ en Haiti y debemos  constituirnos en la  Reserva Inmediata del Force Comando de la MINUSTAH”

A continuación algunas notas criticas, algo de historia y una entrevista esclarecedora.


¿Seguimos siendo parte de la intervención militar de Naciones Unidas en Haití?

Rafael Puente, 9 de diciembre del 2014


onu haiti450Noticias de prensa aseguran que la Asamblea Legislativa Plurinacional autorizó hace un mes la salida de más de 200 efectivos militares bolivianos para que sean parte de los Cascos Azules que conforman la llamada Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití; y aseguran también que todos los y las asambleístas levantaron la mano aprobando esa salida. ¿Puede ser verdad este sometimiento a la ONU por parte de un estado que además de plurinacional pretende ser soberano, y por tanto defender la soberanía de los demás estados? Se trata además del sometimiento a una ONU que en su momento fue valientemente cuestionada y criticada por nuestro Presidente.


Recuerdo que ya el año 2006 algunos protestamos por esta inconsecuencia, pero entonces se nos dijo que se trataba de un compromiso ya contraído por gobiernos anteriores y que estábamos obligados a cumplir; pero si ahora se requería la aprobación de la Asamblea Legislativa es evidente que la decisión era nuestra, y que ahora es nuestro gobierno —el del cambio— el que decide participar en la invasión de un país hermano, siguiendo la eterna política inva-sora de Naciones Unidas —donde ya sabemos quiénes son los que mandan—, y repitiendo la obsecuencia con que gobiernos anteriores habían enviado militares bolivianos, por ejemplo, a Angola.


Por supuesto el discurso de la ONU es que se trata de una “misión de paz” y de “estabilización democrática” en un país “con inseguridad política, social y económica”. Nos conocemos de memoria ese discurso de Naciones Unidas, y sabemos también para qué sirvieron en los hechos esas misiones que conculcaron la soberanía de diferentes países. Y concretamente en Haití organizaciones de derechos humanos siguen denunciando el carácter hipócrita de esa llamada MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití) y que hasta ahora no ha hecho más que consolidar la cuarta invasión de los Estados Unidos a dicho país.


Por lo demás las tropas de la ONU —al principio sin las nuestras, que por supuesto nunca fueron necesarias— llevan ya 20 años humillando la soberanía del pueblo haitiano, y hasta ahora no han logrado “estabilizar” nada, como ya lo denunciaron nada menos que Adolfo Pérez Esquivel y Eduardo Galeano. ¿Tiene sentido que en semejantes circunstancias nuestros militares bolivianos sigan siendo parte de los más de 9 mil cascos azules de la ONU, que casual-mente colaboran con miles de marines y paracaidistas de la 82 División Aero-transportada del Ejército de Estados Unidos (que entre otras cosas custodia el palacio de gobierno de ese sufrido país latinoamericano)?


¿No quedamos en que cada país y cada pueblo tiene que resolver sus problemas de manera autónoma, y que el apoyo externo, supuestamente solidario, sólo puede ser económico y nunca militar? ¿No resolvimos nosotros por nues-tra propia cuenta los problemas emergentes de la cadena de dictaduras milita-res que empezó con Barrientos y terminó con García Meza? ¿Qué sentido tiene entonces que nos metamos a pretender resolver los problemas de Haití, el país más castigado de continente por la osadía de haber sido el primero en cuestionar la dependencia colonial?
¿Cómo se concilia esta decisión de nuestra Asamblea con la actitud del Vice-presidente García Linera que al año 2010 cuestionó la injerencia norteamericana en Haití y pidió la salida de sus marines? ¿Cómo se justifica que ahora estén nuestros soldados colaborando con esos siempre indeseables y execrados marines?


Señores y señoras asambleístas, ¿nos pueden dar una explicación para esta incoherencia? ¿Y no les parece un triste final de una gestión que de todas maneras no se puede decir que haya sido muy coherente con nuestra Constitución, con nuestras afirmaciones pacifistas y con el Vivir Bien? Quedamos a la espera.


Algo de historia:

“Cascos azules” bolivianos en Haití

Pablo Stefanoni (en www.bolpress.com 2007-03-10)

Bolivia tiene casi 300 efectivos en Haití y unos 200 en Congo, en el marco de un convenio firmado entre el Estado y Naciones Unidas antes del arribo de Evo Morales a la presidencia. Ese acuerdo fue el argumento esgrimido por el mandatario indígena para enviar militares al exterior y –según reveló el ex ministro de Hidrocarburos Andrés Soliz Rada- cerrar cualquier discusión en el gabinete. Luego, la salida fue aprobada casi administrativamente en el Parlamento, donde sólo algunas voces, como la del senador del MAS, Antonio Peredo, rechazaron participar de la “invasión”.

cascosintervencionLa Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití es comandada por Brasil e integrada, entre otros, por Argentina, Chile y Uruguay. Reemplazó a las tropas desplegadas por EE.UU. y Francia luego del derrocamiento de Jean-Bertrand Aristide en 2004.

Son varios los cuestionamientos al accionar de estas “fuerzas de paz” en barriadas pobres como la favela gigante llamada irónicamente Cité Soleil (Ciudad Sol) y los “castigos colectivos” contra la población civil. “¿Con qué argumento nos opondríamos a que Bolivia sea objeto de agresiones similares, sobre todo en momentos en que tratamos de realizar profundos cambios estructurales, si avalamos la intervención militar en Haití?”, se pregunta Soliz Rada.

En un contexto de integración “solidaria”, como el ALBA, quizás sea bueno preguntarse si el futuro de Haití –sumergida en una profunda desintegración social- será por la vía militar de la ONU o mediante la cooperación continental, independiente de las grandes potencias y en el marco de una visión latinoamericanista y articulada a los intereses de las empobrecidas mayorías populares haitianas.


 MIRADAS CRITICAS desde las minas

(articulo elaborado cuando los trabajadores de Huanuni aún mantenían su independencia sindical ante el gobierno del MAS)

¿El gobierno del MÁS apoya al imperialismo?

La Razon -  Animal Politico (en www.nacionaldehuanuni.com)
30 de octubre de 2013

El gobierno del “proceso de cambio” no solo aporta tropas y tanquetas al imperialismo; también le brinda dinero que financia sus máquinas de guerra.

linera cascosazulesSea confusión, descuido o quién sabe qué, pero determinadas medidas del gobierno del MAS apoyan al Imperialismo. Lo hacen sin que importe contradecir el discurso oficial tan sonado en foros internacionales.

Empecemos por las invasiones armadas. En la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) realizada en enero, el presidente Evo Morales vertió una celebrada frase: “Cuando le interesa, el Gobierno de EEUU usa la OTAN, los ‘cascos azules’ o bases militares para intervenir”.

Pero, pese al entusiasta mensaje de nuestro Presidente recordemos un detallito: Bolivia ha mandado ya diez misiones de cascos azules a Haití, tres al Congo y antes otra a Angola. Es más, nuestro Primer Mandatario hace diez meses aseguró que las Fuerzas Armadas “dignifican a Bolivia” cuando prestan servicios como cascos azules. Esa vez Evo recibía a la misión IX tras su retorno de Puerto Príncipe.

Resulta complicado explicar esa contradicción, máxime si se revisa las características de la labor de los cascos azules en el mundo. Nuestros cascos azules siempre fueron funcionales a EEUU. En abril de 1999, a requerimiento estadounidense, Bolivia envió, por primera vez, 84 militares a Angola. Cada uno recibió un pago mensual de 1.000 dólares y un seguro de vida por 50.000. Fueron equipados con fusiles estadounidenses M16a2. Recibieron entrenamiento militar por parte de EEUU en  Santa Cruz, Cochabamba y en el estado de Louisiana.

En septiembre de 2006 comenzaron sus misiones en Haití. Como es sabido, aquel país sufrió cuatro invasiones de EEUU, en 1915, 1960, 1994 y 2004. Luego de la última ocupación, Estados Unidos acudió a la ONU para que cascos azules consoliden la invasión.

Diversas evaluaciones recuerdan que las tropas de la ONU se hallan en Haití ya 20 años, y no han logrado estabilizar nada. El rechazo suma las voces de personalidades como Adolfo Pérez Esquivel y Eduardo Galeano.

Es más, en 2010, activistas y políticos haitianos se acercaron al vicepresidente Álvaro García Linera, durante su visita a Haití por el terremoto. Entonces le pidieron el retiro de los militares bolivianos y de otros países. El Vicepresidente cuestionó un excesivo predominio de EEUU en Haití y pidió la salida de los marines.  

No resulta extraña la molestia haitiana. Junto a los 9.000 cascos azules de la ONU, hay miles de marines y paracaidistas de la 82va división aerotransportada del Ejército de EEUU que custodian el Palacio de Gobierno. Y claro, frente a las costas haitianas de cuando en cuando asoman portaaviones de la IV flota estadounidense.

El objetivo estratégico constituye la vigilancia de EEUU sobre el Caribe. Se presiona a Cuba y se domina un espacio que comunica a este país con Venezuela. Esa Venezuela hoy atormentada entre las consecuencias de una mala gestión gubernamental y la aplicación de un golpe de Estado suave. Esa Venezuela para la que cada vez más voces en el imperio prevén el envío de cascos azules. Esa Venezuela, cuna del Libertador Bolívar, quien para cristalizar su gesta recibió, en 1816, generosa ayuda de Alexandre Petion, el primer presidente de Haití.

¿Confusión? ¿Descuido? Hay quienes aseguran que se trata de pragmatismo. ¿Pragmatismo? ¿Y la “ética revolucionaria”? ¿Y el “hombre nuevo”? ¿Con qué cara miraremos a los hermanos haitianos, iraquíes, congoleses... si contra ellos se obra por un curioso pragmatismo proimperial que los mata?


Revise también:

  • Mientras tanto los elogios vienen del mismo “imperio”:

ONU elogia la actuación de los ‘Cascos Azules’ de Bolivia en Haití  (30 mayo 2013)

- Finalmente recomendamos revisar  una entrevista que realizó la Red ECO de Argentina a Camille Chalmers, dirigente de PAPDA, una organización para el desarrollo alternativo de Haití:

Haití y los 10 años de MINUSTAH: Violación a los Derechos Humanos, Desempleo, Cólera

- Chalmers analizó los 10 años de MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití) y sus negativas consecuencias en el país caribeño...

Escuche una entrevista AQUÍ

chlalmersExtracto de la entrevista realizada por el programa radial argentino "Enredando las mañanas":

Enredando las mañanas: En Haití se están cumpliendo 10 años de ocupación por parte de una comisión de diversas fuerzas militares, conocidas como MINUSTAH. 10 años de una ocupación que en un principio estaba prevista para seis meses y tenía como título la ‘estabilización de Haití’. ¿Después de estos 10 años en qué camino de ‘estabilización’ está tu país?

Camille Chalmers: Podemos hacer un balance totalmente negativo de esta fuerza, después de diez años no se ha avanzado en el camino de la estabilización, y los demás objetivos presentados en las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tampoco han sido alcanzados. Más aún, hay que subrayar que la misión de la MINUSTAH viene en continuidad de otras misiones de Naciones Unidas que desde 1991, cuando fue el golpe de Estado militar contra el presidente (Jean Bertrand) Aristide, han venido trabajando en Haití. Y la MINUSTAH es quizás la versión más equivocada de esas misiones en términos de inadecuación con los problemas vividos por el pueblo de Haití.

ELM: Hay además otras situaciones que ya deberían haberse zanjado como, por ejemplo, la elección de senadores.

CC: Respecto a eso estamos en una situación de mucha incertidumbre, tenemos tres años de atraso en la organización de elecciones municipales, legislativas, y esa es la demostración de fracaso total en el asunto de la estabilización institucional. No solamente las organizaciones no se están organizando, sino que fueron totalmente obstaculizadas por el Ejecutivo. Además, hay que subrayar que parte de los objetivos básicos de la misión dice que hay que realizar elecciones democráticas, pero en el ciclo electoral reciente de 1990 hasta 2010, 2011, las peores elecciones fueron las últimas, con la intervención vergonzosa de la MINUSTAH, de la OEA, manipulando los resultados, haciendo prácticamente un golpe de Estado electoral. Así que estamos en una situación donde el aparato electoral perdió su credibilidad y tuvimos en las últimas elecciones presidenciales una tasa de participación bajísima, solamente el 17% del electorado fue a votar, lo que demuestra la pérdida total de confianza en el mecanismo democrático y el hecho de que no se está apostando en la consolidación del sistema democrático de Haití, sino al contrario.

minustahELM: ¿Cómo es la vida cotidiana hoy, después de 10 años de MINUSTAH?

CC: La situación actual es difícil desde el punto de vista económico, tenemos una situación masiva de desempleo; más del 60% de la población económicamente activa. Y tenemos una situación donde realmente no hay cambios esenciales, al contrario, hay inseguridad alimentaria, hay desempleo, una crisis ambiental muy fuerte y por supuesto la misión de Naciones Unidas no está trabajando en estos problemas. Está invirtiendo una suma importante, unos 600 millones de dólares cada año para mantener el MINUSTAH sin ninguna relación con los problemas básicos que vive Haití, y sin aportes reales en las luchas del pueblo haitiano para salir de la crisis. Y lo más vergonzoso es que no solamente se ha fracasado a nivel de la estabilización, sino también a nivel de la seguridad ciudadana, porque sabemos que la seguridad está relacionada con otros factores determinantes, subrayamos por ejemplo la cuestión de la droga, el tráfico de drogas, que genera inseguridad y el volumen de drogas; especialmente la cocaína que transita por Haití hasta Estados Unidos ha aumentado de 2004 a 2014, durante la presencia de la MINUSTAH.

El otro objetivo importante presentado por las Naciones Unidas era la cuestión de la defensa de la promoción de los derechos humanos, y esta fuerza militar se ha vuelto violadora directa de los derechos fundamentales del pueblo de Haití, por ejemplo se ocupó un campus universitario durante varios años impidiendo que los alumnos, los jóvenes puedan seguir sus estudios universitarios, en un país donde tenemos un déficit importante en términos de infraestructura universitaria. Pero esas fuerzas también se quedan totalmente silenciosas ante las violaciones cotidianas al pueblo haitiano, por ejemplo lo que pasa en la frontera con República Dominicana donde cada día hay violaciones muy groseras contra los derechos básicos de los trabajadores migrantes. O también después del terremoto hemos vivido ciclos impresionantes de exclusiones forzosas de los campos de refugiados y la misión no dice nada de eso. Pero lo más grave es que también existe un ciclo importante de violaciones a mujeres, niños, niñas, centenares de quejas de estas violaciones documentadas y no se ha producido ningún proceso judicial, el único que se produjo fue por una decisión del gobierno uruguayo, pero eso fue totalmente aislado en comparación con los casos que se presentan casi diariamente.

El colmo además fue la introducción en Haití del cólera por las fuerzas de Naciones Unidas en octubre de 2010 cuando llegaron tropas de Nepal, donde en ese momento había una epidemia de cólera. No se realizaron pruebas de salud y los militares de Nepal transmitieron el cólera en Haití, enfermedad que nunca había existido antes. De octubre de 2010 a la actualidad ya han muerto casi 9.000 personas de cólera y se han infectado 730.000 personas. Ha sido realmente una situación gravísima, no solamente por la gente que ha fallecido sino también por las consecuencias económicas muy graves sobre el país y sobre la imagen internacional de país ya muy deteriorada y lo más grave es que Naciones Unidas no reconoce su culpa respecto al cólera y no está colaborando con las familias afectadas y se está invirtiendo muy poca plata para erradicar esa enfermedad. Estamos hablando de 121 millones en un presupuesto de 600 millones que tiene la fuerza.

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Ahora cuando estamos hablando hay gente que se está muriendo de cólera. Información reciente dice, por ejemplo, que hay un brote de cólera en el centro y que ya hay como 50 muertos en la región central del país. Esto es realmente un escándalo, y eso es totalmente contrario a la filosofía presentada por Naciones Unidas respecto a los defensa de los derechos humanos. Así que nosotros estamos exigiendo no solamente la salida de las tropas, la indemnización de las familias víctimas, acciones consecuentes con la erradicación del cólera y la transformación radical de esta misión en una fuerza real de solidaridad entre los pueblos de América Latina y los pueblos de Haití, sobre todo cuando sabemos que la fuerza está compuesta por soldados de América Latina.

ELM: ¿Cuál es la perspectiva de que esto ocurra?

CC: El pueblo haitiano está luchando, las organizaciones haitianas están luchando, y también vemos que hay procesos de solidaridad muy importantes sobre todo en el Cono Sur, en Argentina, en Uruguay, donde las organizaciones entienden cada vez mejor la necesidad de luchar contra esa presencia militar y de crear formas efectivas concretas de solidaridad con el pueblo de Haití.

ELM: Efectivamente, a principios del mes de setiembre hubo una actividad en Argentina al respecto, y en unas horas más (por el martes 30 de setiembre) habrá una en Uruguay con la presencia del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, Nora Cortiñas de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y demás personalidades argentinas que ya cruzaron para participar de esta actividad en Montevideo que va en línea con el planteo que hacés.

CC: Queremos saludar esa solidaridad permanente de organizaciones sociales, como Diálogo 2000, Jubileo Sur, y de personalidades como Nora Cortiñas y Pérez Esquivel, que incluso organizaron una misión presencial en Haití en 2005, y en dos semanas hicieron una gira con contactos y reuniones y sacaron un informe que ya denunciaba en esa época la actuación de las fuerzas y la necesidad de cambiarlas.